Reseña: Siempre nos quedará el verano de Jenny Han

Título: Siempre nos quedará el verano

Autor/a: Jenny Han

Editorial: Destino
Libro: 3/3

Género: Romance

Páginas: 287

Precio: $298

Belly sólo ha querido a dos chicos en su vida. Y ambos se apellidan Fisher. Tras salir con Jeremiah durante los últimos dos años, está casi segura de que es su alma gemela. En cambio, Conrad no ha superado el error de haberla dejado escapar, así que cuando Belly y Jere deciden dar un paso más en su relación, sabe que no le queda más remedio que hablar ahora o callar para siempre. Decida lo que decida, Belly deberá enfrentarse a lo inevitable: tendrá que romperle el corazón a uno de los dos.

Recuerden que este libro es la tercera parte de la trilogía Verano, si no han leído los libros anteriores les recomiendo que no lean esta reseña.
(Aquí les dejo los links de los dos primeros libros por si quieren echarle un ojo: El verano en que me enamoré - No hay verano sin ti)

Belly hace 2 años que está de novia con Jeremiah y él le propone casamiento. Ella por fin cumplirá el sueño que ha tenido siempre: el de ser la señora Fisher (aunque nunca se imaginó que sería con Jeremiah con quien se casaría y no con Conrad).

Cuando deciden contárselo a sus padres, ellos se oponen pensando que es una decisión que han tomado a la ligera y que aún son muy jóvenes para casarse (Belly aún no ha cumplido los 19 años), y en una pelea con su madre Belly decide irse de su casa y se muda a la casa en la playa en Cousins donde iniciará con los preparativos de la boda, pero hay un solo problema: Conrad está viviendo en esa misma casa.

A pesar de que Belly pensaba que su historia con Conrad ya estaba terminada, al pasar tiempo con el descubre que aún hay sentimientos que no ha podido borrar, es por eso que comenzamos a notar la tensión que empieza a surgir entre ellos al pasar tiempo juntos luego de haber estado separados tantos años y luego de su pasado compartido.

Lo que destaco del libro es que esta vez Jenny Han narra la historia a dos voces por Belly y Conrad. En el libro anterior teníamos capítulos narrados en primera persona por Jeremiah por lo que nos era más fácil ponernos en su lugar, pero esta vez quien cuenta la historia además de Belly, es Conrad, así que esta vez podemos conocer a fondo lo que Conrad piensa y lo que siente.

Lo que no me gustó y lo vengo diciendo desde que empecé la trilogía es el carácter de Belly. La considero muy inmadura y realmente tenía la esperanza de que en este libro haya madurado, pero la verdad que no es así. Sigue siendo la misma niña caprichosa que piensa que todo gira en torno a ella. A decir verdad no hay ningún personaje que destaque, sólo me gustaba Susannah y como ya saben lamentablemente ya no forma parte de la historia (a pesar de estar presente de una forma más espiritual).

En fin, voy a decir que me gustó como terminó porque creo que realmente así debería haber sido desde un principio, pero siento que la historia podría haber sido exprimida mucho más. Jenny Han podría haber profundizado en los personajes para que empatizáramos más con ellos y podría haber hecho la historia más agradable. Sinceramente me pasé la mitad de la historia con bronca por la forma en que Belly trataba a todos y sus actitudes de niñita de 2 años.

Voy a repetir que son libros que se leen muy rápido. La forma que tiene Jenny de escribir es sencilla, hay muchos diálogos y los capítulos no son extensos por lo que se leen en un par de tardes, pero considero que es una historia que no está a la altura de su otra trilogía. Igualmente me gustaría mucho leer algún próximo libro suyo y darle una nueva oportunidad.